Conforme van creciendo, las siestas desaparecen, pero según este estudio, ¡esto no debe ser así!

Cuando son bebés, las siestas son parte imprescindible de la rutina de los pequeños, pero conforme van creciendo, las siestas se van espaciando hasta que desaparecen. Esto último ocurre porque es una forma de lograr que los niños duerman toda la noche. Pero ahora esa idea de que las siestas deben desaparecer en los pequeños más grandes o en edad escolar ha cambiado, ya que expertos aseguran que dejarlos dormir la siesta mejora su aprendizaje y les ayuda a los niños a asimilar y memorizar mejor lo aprendido.

Investigadores del Instituto de Neurociencias de la Universidad Libre de Bruselas demostraron el papel fundamental del sueño en la mejora de la memoria y el aprendizaje de los más pequeños. Gracias a este corto, pero clave descanso, el niño asimila de forma más rápida los nuevos conocimientos y consolida la memoria, que pasa de ser memoria a corto plazo a memoria a largo plazo.​

Y es que cuando los niños duermen se activa la memoria declarativa, relacionada con el aprendizaje de conceptos teóricos o definiciones; y la memoria de procedimiento, relacionada con las técnicas adquiridas como tocar un instrumento. También se consolida la memoria, pasando de memoria a corto plazo a memoria a largo plazo, ya que, mientras se duerme, la información se transfiere desde el hipocampo a las áreas de corteza de la memoria a largo plazo. El estudio comprobó que los niños que habían dormido la siesta, las áreas de la corteza prefrontal (y no el hipocampo) estuvieron predominantemente activas.